La música cubana también llora a Alfredo Guevara

La Habana, 21 abr (PL) El papel fundacional de Alfredo Guevara en el cine cubano suele opacar su notable aporte al desarrollo musical del país, expresado principalmente en la fundación del Grupo de Experimentación Sonora (GES) del Icaic.

Fallecido el pasado viernes, Guevara legó una importante obra que los obituarios de rigor resumieron fundamentalmente en su aporte al pensamiento de vanguardia y a su defensa de un nuevo cine latinoamericano.

Sin embargo, al frente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) el otrora cineasta y luchador revolucionario aunó hace casi 45 años a artistas de varias tendencias para hacer música para cine, y mucho más.

Según el trovador Eduardo Ramos, uno de los fundadores del GES y su posterior director, la idea era armar un equipo de experimentación donde toda la creación musical fuera volcada hacia las películas y también los noticieros de Santiago Álvarez.

La música que hacíamos para cine funcionó muy bien, pero igual había la ansiedad, la necesidad de los músicos y los cantantes de compartir esas creaciones con el público, evocó Ramos.

El músico y escritor Leonardo Acosta destacó del GES su capacidad para transformarse en grupo de jazz, de rock, de música bailable, y para acompañar las canciones de quienes luego fundaron el Movimiento de la Nueva Trova.

Uno de los pilares de aquel proyecto fue el maestro Leo Brouwer, compositor, guitarrista, director de orquesta y Premio Nacional de Cine 2009, quien resaltó el legado de Guevara.

«La Revolución y -por ende- la cultura cubana, se han quedado sin uno de sus patriarcas mas sólidos. Ya va siendo hora de decirte lo que muchos nunca expresamos por tu austeridad: Te queremos Alfredo», expresó Brouwer tras conocer el deceso.

El también premio Tomás Luis de Victoria señaló que Guevara sabía señalar posibles caminos ante cualquier aspecto de la cultura donde detectaba un error, una debilidad estética o una vía equivocada.

Otro tanto opinó Silvio Rodríguez, también integrante del Grupo junto a trovadores como Pablo Milanés y Noel Nicola, e interlocutor habitual de Guevara desde que se conocieron en 1969.

En su blog Segunda Cita, el autor de clásicos como Ojalá dedicó un post póstumo a su viejo amigo, a quien reconoció como el primer padre revolucionario con quien pudo conversar «a calzón quitao».

Evocó el nacimiento del GES, a raíz de un viaje de Guevara a Brasil, en plena dictadura militar, donde constató la complicidad de la canción naciente con la rebeldía.

En su despacho Guevara habló con Silvio y Brouwer sobre lo que después sería el Grupo, «un taller experimental donde nuestras raíces se fusionaran a expresiones afines», recordó.

De aquella aventura musical y creativa quedaron pocas grabaciones y para muchos de sus protagonistas aún es hoy un misterio su mínima difusión, pero el Grupo de Experimentación Sonora del Icaic sentó las bases de futuros portentos rítmicos, como Irakere y Afrocuba.

Y no son pocos los que piensan que, aunque solo sea por habérsele ocurrido la idea, darle cabida y alas, Alfredo Guevara también se merece que la música cubana lo llore en su muerte.

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